viernes, octubre 19, 2007

Bronce y gloria para Argentina


PARÍS, 20 de octubre - Por lo general el partido por el tercer puesto tiene un sabor amargo. Se trata de dos equipos que se quedaron en el umbral de la final y las motivaciones no son las mismas. Sin embargo, ayer Argentina tuvo en su paladar un sensación muy parecida a la de un campeón del mundo. La victoria (por segunda vez en esta RWC) ante Francia, dejó una medalla de bronce, pero en el horizonte Los Pumas llegaron mucho más lejos de lo que a simple vista puede verse.

El contundente 34-10 no hizo otra cosa que reafirmar una sospecha mundial: Argentina está entre los mejores equipos de rugby del planeta. Pero el triunfo tiene un sabor distinto para este equipo, en un país donde el rugby aún es amateur, donde no tiene una competencia de nivel anual, y donde la mayoría de sus jugadores se juntan para entrenar unas pocas veces al año, ya que todos actúan en Europa.

Un triunfo indiscutible

En la previa del choque, la "revancha" entre argentinos y franceses. Una vez más, los favoritos eran los locales, y una vez más, Argentina sacó provecho de ello. Pero fue Francia quien entró a llevarse por delante a su rival.

Los Pumas, casi con la misma receta del partido inicial, más algo de lo que les hizo sentir Sudáfrica en la semifinal, defendió y esperó su momento. La enseñanza de los Springboks dio resultado, pero a un costo muy alto.

Los sudamericanos estuvieron entre la espada y la pared, con su in goal a poco metros y defendiendo durante los 25 minutos. Los pateadores intercambiaron un par de penales, pero el dominio galo fue evidente. Incluso Francia padeció tres tries anulados por distintas infracciones.

Pero fue Argentina quien golpeó con un try muy duro en lo anímico, con Pichot manejando los tiempos y espacios para que Felipe Contepomi anote a los 27 minutos. Pero apenas cuatro minutos después, Hasan apoyó su try, después de un intento fallido de drop por parte de Juan Hernández.

En el segundo tiempo, Francia siguió al asedio, y apostó a los cambios para renovar sus energías. Con los dos equipos con un jugador menos por las amonestaciones, Federico Martin Aramburú selló con su try una jugada de toda la cancha, donde Corleto abrió el camino y un largo pase de Hernández habilitó al wing.

Pero el golpe decisivo llegó con el try de Agulla a los 62 minutos, cuando Argentina tenía un hombre menos y llegó por cuarta vez al in goal del XV del gallo para estirar el score a 27-3.

Francia demostró orgullo, con Poitrenaud y su try para achicar distancias, pero la última palabra la tuvo uno de los mejores jugadores de la cancha, Felipe Contepomi, cuando tras un quiebre de Leguizamón, Hernández fue detenido a un metro de la zona de marcación, pero Felipe no perdonó y puso cifras definitivas.

Un éxito llamado Pumas

Argentina y Francia mostraron las dos caras del rugby mundial. Francia, una potencia, al igual que Nueva Zelanda o Australia, necesitará un serio replanteo para traducir en la cancha todo su potencial, y tendrá cuatro duros años de trabajo por delante.

El desafío de Argentina será otro. Ya consiguieron poner su nombre en boca de todo el mundo, con un reclamo de igualdad gritado a los cuatro vientos. Mostraron su nivel, su talento, pero lo más importante fue su corazón y espíritu en un juego, que por suerte todavía sigue regalando victorias a aquellos que creen en lo que hacen, más allá de las circunstancias.

Serán cuatro años para seguir creciendo y sostener que el tercer puesto, no fue una epopeya del mejor equipo de rugby argentino de todos los tiempos.

RNS jcc/dma

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