Como es de público conocimiento, la ciudad de L'Aquila, situada a 117 kilómetros al Este de Roma fué sacudida por un terremoto. Nuestro amigo Ale Moreno reside y juega allí y publicamos esta entrevista realizada por la Revista Deportiva Olé.
TERREMOTO EN ITALIA "Fue un desastre"Alejandro Moreno, argentino y pilar del equipo de la ciudad, sobrevivió al sismo que dejó más de 150 muertos. Y cuenta la odisea que pasó.
Un terremoto de grado 6,3 en la escala Richter sacudió a la ciudad de L'Aquila, situada a 117 kilómetros al Este de Roma y, según las informaciones provenientes de organismos oficiales, hasta anoche los muertos se contaban en más de 150 (sin argentinos) y los heridos, en al menos 1.500. El sismo fue el peor desde que en 1980 un movimiento similar dejó un saldo de casi 2.600 muertos en el Sur de Italia. Entre los sobrevivientes se encuentra Alejandro Moreno, rionegrino y pilar del equipo de la ciudad, que además cuenta con otros tres argentinos. Ex forward de San Fernando, Los Pumas (3 tests en 1998), selección italiana y Leicester de Inglaterra, entro otros clubes, el jugador de 36 años habló con Olé mientras manejaba hacia Milán, al norte del país, con su familia (Sharon, su mujer, y Nélida, su hija de nueve meses), ya que se habían anunciado más terremotos en la zona.
"Nunca me asusté tanto", dijo Alejandro, habitualmente simpático, bromista, pero muy angustiado durante el relato. "El terremoto nos despertó a las 3.30, entre gritos le dije a la flaca que se vistiera rápido, agarramos a la nena, que estaba durmiendo en el medio de nosotros, y salimos corriendo. Encontré un campo en la ruta y me quedé ahí hasta el amanecer. Después nos fuimos al estacionamiento de un supermercado y nos quedamos un rato. Me encontré con algunos chicos que juegan conmigo, que viven en el centro y perdieron todo, de sus casas no quedaba nada".
Moreno tomó la decisión de escapar de la ciudad. "Al mediodía volví a mi casa, que queda en las afueras, saqué lo que pude, lo puse en la camioneta y hablé con unos amigos que viven en el Norte. Para allá estamos yendo ahora. Por suerte mi casa no se cayó, aunque está con las paredes rajadas".
Alejandro, como algunos compañeros de su equipo, fueron a ayudar en la evacuación. "No quedó nada, el centro histórico está en ruinas. Un vecino mío tiene un edificio de cuatro pisos y parece como si lo hubieran aplastado. Parte del hospital se cayó, uno de los chicos del equipo, de 20 años, está desaparecido (ver Un rugbier...). Fue un desastre. Todavía me dura el cagazo".
Parte de la ciudad de 70.000 habitantes se quedó sin luz, agua y gas. Quienes perdieron el techo fueron evacuados a una cancha de fútbol y rugby, donde se instalaron carpas. Todo en medio del frío: cuatro grados bajo cero marcaba el termómetro durante el terremoto.
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